miércoles, 25 de junio de 2014

Los Apegos nos alejan de nuestro Propósito Original




Estar apegado es sentirse dependiente, es sentir que sin ese algo o alguién en el que basamos nuestra existencia, no tenemos ninguna razón para seguir el recorrido de la misma. Esta dependencia es creada por nosotros mismos cuando sentimos miedo a que ese algo deje de pertenecernos, de saber que ya no disponemos fisicamente de él.

En otras palabras es una depependencia a algo material, que de hecho existe, pero que se mantiene en nuestras mentes como una realidad inevitable a través del temor; así como el amor atrae situaciones que vibran en esa misma sintonía, el temor atrae lo opuesto, situaciones complicadas que no están para nada en línea con el amor y por tanto tampoco lo están con la agenda de nuestro espíritu o nuestro propósito original como seres espirituales.

¿A qué sentimos apego? pues a todo aquéllo que nos rodea y que de alguna forma tememos perder y al sentir apego impedimos que la energía fluya a través de nuestro ser para expresar las bondades que merecemos como hijos de la Fuente Creadora, como dice el libro un Curso de Milagros, aceptamos la separación de nuestro ser interno del Espíritu Divino. Los apegos son como un freno a la expresión real de nuestra esencia en nuestras vidas, dejando la puerta abierta a expresiones materiales creadas bajo el temor, por tanto efímeras, destinadas a desaparecer porque no han sido creadas desde al energía de puro amor de nuestro espíritu.

Sentimos apego a nuestro cuerpo físico y de como luce ante los demás, ante la sociedad y con esto no quiero decir que sea negativo cuidar y alimentar adecuadamente nuestro cuerpo, ya que de alguna forma él es el vehículo mediante el cual nuestra esencia puede expresarse, pero en el afan por lucir bien, le damos el mando al cuerpo y lo convertimos en la razón de nuestra existencia, le damos un valor equivocado, tratando de seguir los patrones establecidos por otras personas cuyo fín es solo obtener beneficios lucrativos a través de nosotros como seguidores de las tendencias que ellos establecen como “moda”.

Muchas veces para seguir esta tendencia hasta ponemos nuestra vida en peligro todo por mantener una imagen predeterminada que simboliza la belleza. La verdadera belleza no está en el exterior, no es algo que pueda ser percibido, sino es algo que se extiende a través de nuestra esencia hacia los demás cuando ésta está conectada con la Fuente Creadora. Sólo mediante esta conexión no es posible expresar y a su vez captar la verdadera belleza de las cosas y personas que nos rodean.

El apego a las cosas materiales o a ciertas actividades relacionadas con ellas, nos envuelve en un sentimiento de temor, porque no queremos perderlas y nos convertimos en seres adictos a ese ente material, manifestando todas las características que la adicción conlleva y sin dejar espacio y tiempo para estar con nosotros mismos o con los seres que nos rodean que merecen nuestro cariño y atención.

También sentimos apego por las personas, interferimos en sus vidas y les impedimos realizarse como seres divinos a través de su propio propósito, imponiéndoles una forma de vivir o de actuar que nosotros consideramos mejor para ellas, incluso nos negamos a aceptar el fin de su existencia, aferrándonos al recuerdo de la vida que vivimos con ellas y de forma egoísta lloramos su partida en vez de tratar de comprender que ésta es solo parte de su plan divino y que como espíritus, sus almas siguen siendo parte nuestra debido a la conexión que tenemos entre sí con la Fuente Creadora.

El apego al pasado y a lo que fué o nó, que nos impide manifestar la vida que merecemos ahora y que esta se manifieste de acuerdo y en consonancia con el plan divino, con nuestro propósito esencial. Apego a las costumbres de como vivir y hacer las cosas, porque tenemos miedo a ser señalados con el dedo, o que nos digan te equivocaste, no tienes razón, no has tenido éxito, solo basados en patrones que otros han establecido como correctos pero que no tienen nada en común con nuestro propósito real, o como le llama Neal Donald Walsch en la entrevista de la Cumbre Mundial de Hay House 2013 “La conversación del siglo”, nuestra agenda del alma.

Apego al dinero y a perder las comodidades que éste nos proporciona, convirtiéndonos en esclavos de ese supuesto tesoro que poseemos y que debemos preservar, olvidándonos de ser bondadosos y de compartir con otros lo que tenemos y darle al dinero el verdadero valor que merece, como vehículo de expresión de nuestra bondad y amor hacia los demás.

Deshacernos de nuestros apegos y del sentimiento de temor a perder las cosas materiales es una de las formas a través de las que realizamos el cambio de nuestra mente hacia pensamientos más sublimes, a estar más conectados con los demás y con la Fuente Creadora y a sentirnos felices expresando nuestro propósito original de nuestra esencia como espíritus creados por Ella.



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